LA FRANCE
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La historia de la baguette
Todos sabemos de la
existencia de ciertos alimentos que están fuertemente relacionados con un país.
Este es el caso de la baguette con Francia, lugar en el que es una pieza básica
de cualquier comida. Aunque los orígenes de la baguette no están claros, la
importancia que adquiere este pan en Francia a lo largo de la historia es
única.
La baguette, historia de Francia
La palabra baguette
hace referencia a la forma de alargada o de palo de este pan. Fue a mediados
del siglo XIX cuando se empezaron a popularizar en Francia, aunque su origen no
está claro y existen muchas teorías sobre él.
Una de ellas afirma
que las primeras baguettes se hornearon en Viena (Austria) en hornos a vapor.
Esto es lo que provocaba que el pan tuviera su característica corteza crujiente
y su miga blanca.
Otra de las teorías
afirma que se popularizó el corte de este pan por medio del ejército de
Napoleón. El pan era cortado en esta forma alargada para que pudiera caber en
los bolsillos y se pudiera transportar más fácilmente.
Su uso está muy
extendido en todo tipo de comidas. Desde las típicas tostadas de mantequilla o
mermelada para desayunar hasta el acompañamiento de comidas y cenas. Se estima
que el 90% de franceses va todos los días a la panadería a comprar su
tradicional baguette.
Por ello, este
porcentaje tan alto se debe a las distintas posibilidades de consumirlo.
Podemos afirmar que es muy complicado no encontrarnos con alguna baguette en un
hogar típicamente francés. La versatilidad a la hora de consumir una baguette
hace que sea un alimento base para la gastronomía francesa.
Una baguette estrictamente francesa debe de estar compuesta solo por cinco
ingredientes: agua, harina de trigo, levadura, masa madre y sal. En caso de
llevar algún ingrediente más, el panadero debe cambiar el nombre de la receta.
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